Doscientos noventa dÃas, cinco horas, quince
minutos, catorce segundos y contando. Eso es lo que llevo sin fumar. Nueve
meses. Todo un parto.
La mayorÃa de los Productores de Televisión
que no ejercemos -no porque no queramos-, en algún momento nos topamos cara a
cara con el dilema del dónde, el cuándo, el cómo y el por qué.
¿Dónde mando currÃculum?
<<¿Por qué...?>>
Henos aquà la cruel dicotomÃa a la que debe enfrentarse continuamente el Productor. ¿Sigo pagando cursos y amplÃo más mis conocimientos en algo que posiblemente no vaya a dar frutos o me meto en (complete el nombre de la carrera universitaria que considere adecuada y luego continúe con su mediocre vida)?
¡Pero no! ¡¿Cómo es que tu mente te puede estar jugando esta mala pasada?! Con lo convencida que estabas cuando te anotaste... ¿Hace falta que te lo recuerde? ¿Dónde dejaste tus convicciones? ¿Tus ideales? ¿Tus sueños? ¿Dónde quedaron esas ganas de crecer y prosperar? Esas ganas de demostrarle a todos que podÃas, pero por sobre todas las cosas de demostrártelo a vos misma.
Y ahà es cuando te das cuenta de que si te lo replanteás, tu mente es débil y la debilidad no va de la mano con los golpes de la Producción, porque los vas a recibir y vas a tener que poner la otra mejilla.
¿Y quién dijo que serÃa fácil? Aquel, que venga y se me plante delante, porque la responsabilidad, los riesgos y el estrés son sinónimos de producir.
Es difÃcil la ansiedad del no saber, la amargura del no saber y el no saber en sÃ. Es duro querer por momentos ser marioneta por sentir que ya no tenés las fuerzas suficientes como para seguir intentando.
La vida es difÃcil. Dejar de fumar es difÃcil.
Doscientos noventa dÃas, seis horas, veintiséis minutos, diecisiete segundos... Dos mil novecientos dos cigarrillos no fumados. Ni uno más.
Las horas pasan, pero vos no volvés a fumar, ¿o sÃ?
¿Dónde mando currÃculum?
¿Cuándo
dejo de intentar?
¿Cómo
fue que mi vida se fue a la mierda tan rápido?
¿Por
qué me metà en esto?
Henos aquà la cruel dicotomÃa a la que debe enfrentarse continuamente el Productor. ¿Sigo pagando cursos y amplÃo más mis conocimientos en algo que posiblemente no vaya a dar frutos o me meto en (complete el nombre de la carrera universitaria que considere adecuada y luego continúe con su mediocre vida)?
¡Pero no! ¡¿Cómo es que tu mente te puede estar jugando esta mala pasada?! Con lo convencida que estabas cuando te anotaste... ¿Hace falta que te lo recuerde? ¿Dónde dejaste tus convicciones? ¿Tus ideales? ¿Tus sueños? ¿Dónde quedaron esas ganas de crecer y prosperar? Esas ganas de demostrarle a todos que podÃas, pero por sobre todas las cosas de demostrártelo a vos misma.
Y ahà es cuando te das cuenta de que si te lo replanteás, tu mente es débil y la debilidad no va de la mano con los golpes de la Producción, porque los vas a recibir y vas a tener que poner la otra mejilla.
¿Y quién dijo que serÃa fácil? Aquel, que venga y se me plante delante, porque la responsabilidad, los riesgos y el estrés son sinónimos de producir.
Es difÃcil la ansiedad del no saber, la amargura del no saber y el no saber en sÃ. Es duro querer por momentos ser marioneta por sentir que ya no tenés las fuerzas suficientes como para seguir intentando.
La vida es difÃcil. Dejar de fumar es difÃcil.
Doscientos noventa dÃas, seis horas, veintiséis minutos, diecisiete segundos... Dos mil novecientos dos cigarrillos no fumados. Ni uno más.
Las horas pasan, pero vos no volvés a fumar, ¿o sÃ?